El Museo del Traje es un museo español, ubicado en la Ciudad Universitaria de Madrid. Su objetivo básico es promover el conocimiento de la evolución histórica de la indumentaria.
El germen de este Museo fue la exposición que se celebró en Madrid en 1925, siendo
su director técnico Luis de Hoyos Sainz y para su ambientación se contó con el trabajo de varios artistas como Daniel Vázquez Díaz, Mariano Benlliure, Fernando Álvarez de Sotomayor, José Planes, Manuel Benedito y Mariano Fortuny y Madrazo
Una vez finalizada la exposición, los materiales recibidos en donación se trasladaron al palacio de exposiciones situado en los Altos del Hipódromo, donde actualmente se encuentra el Museo Nacional de Ciencias Naturales.
En 1928 tuvo que abandonar el Hipódromo, instalándose en el antiguo Hospicio, donde también se ubicaba el Museo Municipal de Madrid, y en 1930 se trasladó al Palacio del Marqués de Grimaldi.
En la actualidad los terrenos en los que se erige el edificio fueron cedidos en 1967 por la Universidad Complutense de Madrid al Ministerio de Cultura y se encuentran en la Avenida de Juan de Herrera nº 3 en la Ciudad Universitaria
En el Museo se exponen indumentaria histórica (pocas piezas), moderna con la aportación de grandes modistos, joyeria y orfebreria y trajes tradicionales españoles que son los que voy a presentar y que son los mas interesantes, ya que forman parte de nuestra cultura y costumbres.
Traje de Vistas (La Alberca, Salamanca)
El traje carece de una iconografia directa, hasta comienzos del S.XX que nos permita reconstruir su historia y orígenes, pero piezas de indumentaria y organización de joyas parecidas aparecen en modelos de mujeres maragatas y charras desde mediados del S. XVIII.
Por el tipo de silueta que hace el traje de vistas, con su forma de reloj de arena que recuerda a la silueta que generaban los trajes denominados a la española en los siglos XVI y XVII y que han quedado en la indumentaria de las imágenes de la virgenes vestideras.

Traje de Vistas de La Alberca (Salamanca)
Camisa con las mangas bordadas en negro, al igual que los puños que además están rematados en ganchillo del mismo color. Sobre ella, jubón que se ajusta al cuerpo con un cordón atadero. En la parte inferior lleva un manteo sin decoración, sobre el que se pone otro de paño morado, rematado con cuatro falsos bajos de varios colores, y decorado con tiras de terciopelo negro y cinta rosa sobre la que se aplica un encaje metálico. Encima, un mandil decorado de la misma forma, encuadra la joyería. La cabeza se adorna con una toca de algodón con cintas de colores. El traje de vistas de La Alberca es el que se adorna con mayor cantidad de joyería. Se utiliza sólo para las grandes ocasiones. Actualmente los pocos ejemplares que se conservan se pueden contemplar en los días 15 y 16 de agosto, denominado «Diagosto», en los que se celebra la Virgen de la Asunción. El traje realza la joyería, con este fin se decora el bernio o mandil con vuelta que enmarca la caída de los grandes collares. El conjunto esta cargado de elementos simbólicos y protectores, no sólo en la joyería, sino en la ropa y en su disposición.

Camisa blanca, chaquetilla con aplicaciones de terciopelo granate, pasamanería y charreteras militares, calzón decorado con flecos de colores intercalados entre tiras de ganchillo, cinturón con dos grandes cencerros, y máscara de madera con una piel de gato en la parte posterior y un frontal de hojalata pintada.En Laza, los carnavales rurales españoles están cargados de simbolismo y llenos de personajes singulares. Los peliqueiros o cigarrones forman parte del grupo de las mascaras fustigadoras, personajes que protagonizan la fiesta y tienen el privilegio, entre otros, de perseguir y golpear con la «pellica» o látigo a la gente sin que ésta pueda replicar.
Traje del Ramo Lagartera (Toledo)
El traje lagarterano es muy antiguo y de ello da testimonio la riqueza de vocabulario que se utiliza para hacer referencia a sus prendas: “ruedo”, “vistas”, “cuendas”, ”crucetas”, ”andilgue”, “senojil”, “alforda”, “jugón” y la “Gorguera” que es una pieza rectangular con una abertura circular en el centro que se prolonga verticalmente por la pechera. Es una especie de cobertor con gran profusión de bordados, normalmente en negro,un largo etcétera que, en muchos casos proceden de la época medieval. Fuera de la iglesia, se sustituyen las piezas del ritual: la basquiña, el pañuelo y la mantilla, por los aderezos de fiesta. Vuelve a quedar a la vista el guardapiés azul y se coloca sobre el justillo el jubón negro con las cintas de espalda. Se descosen las cintas de la basquiña negra y se colocan sobre la azul. En la cabeza, las cintas del moño y la espumilla. Los zapatos son “entrepetaos” con galón en la puntera, cintas y hebilla de plata.El conjunto se completa con el resto de la joyería y en el pecho, un ramo de flores artificiales da nombre al conjunto.
«Tipos lagarteranos» Joaquín Sorolla. Museo Sorolla
Se puede observar todos los aditamentos, anteriormente descritos.


Conjunto de camisa y pantalón de algodón, decorado con pasamanerías doradas, bisutería, cintas rojas y amarillas y cascabeles. En la espalda, un conjunto de cintas que llegan hasta las rodillas, en la cabeza una boina y en los pies, alpargatas de esparto con cinta roja y cascabeles. En Valcarlos se les llama volantes. Este traje se encuentra en un estado evolutivo muy avanzado. Aunque se mantiene el color blanco propio de los danzantes y la simbología de la decoración, el conjunto está formado por piezas modernas, como el pantalón largo, la camisa y la boina. En algunas ocasiones utiliza la casca, gorro troncocónico similar a las mitras que los danzantes llevan habitualmente

Camisa bordada en negro en la pechera y en los puños, jubona de paño rojo con faldeta decorada con pasamanería plateada, saya también de paño pero más grueso decorada con tiras de terciopelo negro, mandil de terciopelo picado encañonado en la cintura y pañuelo de gasa blanca sobre el que pone la montera. Segovia conserva piezas que perviven desde el s. XVII, como la jubona, y otras como la camisa que por sus motivos decorativos recuerdan a los bordados mudéjares. Aunque actualmente conforma el arquetipo de Águeda de Zamarramala, fue un traje de fiesta muy difundido en el centro de la Península.



Camisa con manga rematada con encaje, justillo, armado con ballenas, con dos pequeñas aberturas en pecho para dar de mamar al niño y falda de seda sobre enagua de lino confeccionada con numerosas lorzas para darle mayor cuerpo. Su referente histórico es la moda culta del s. XVIII. Destaca la riqueza de las telas con las que están confeccionadas las piezas y la pervivencia del jubón, que es similar a las cotillas que armaban los cuerpos de esa época. Medias: de tejidos como seda o algodón y con bordados y los zapatos: normalmente forrados con la misma tela del traje. Además hay una “joya”, que se coloca en la parte superior del corpiño junto al escote, el collar y las agujas que se clavan en el moño trasero y sirven de sujeción de éste y de los rodetes.




Mantón de seda color crudo, con flecos del mismo material, decorado con figuras orientales y flores bordadas, y saya con ligamento de faya francesa de seda con decoración espolinada floral polícroma. Es el traje vestido por las novias fragatinas después de la ceremonia, acompañado para enriquecerlo con joyas y lazos. Las grandes dimensiones y la riqueza del mantón crean un vestido con una falda realizada en una rica tela siguiendo modelos decorativos del s XVIII.





Los lienzos de la Hispanic Society of America
De dichos oleos os he puesto algunos ejemplos que se encuentran en el Museo de Sorolla de Madrid
El tesoro de Sorolla en New York: los 14 lienzos de la Hispanic Society of America